Seamos como el Sol


¡Seamos como el Sol! Olvidemos
al que nos guía por el camino de oro,
solo hay saber que vamos iluminados
hacia lo nuevo, lo fuerte, lo bueno y lo malo,
en el sueño dorado.
¡Recemos siempre a lo sobrenatural,
en nuestras necesidades terrestres!
Como el Sol, siempre joven,
con ternura acariciemos las flores de fuego,
el aire limpio y todo lo que es de oro.
¿Sos feliz? ¡Duplicá tu alegría!
¡Sé la reencarnación del sueño repentino!
Pero no te quedes en la tranquilidad inmóvil,
allá, antes del horizonte secreto,
el tiempo fatal nos llama
hacia la Eternidad donde arden las flores nuevas.
Seamos como el Sol, es joven.
¡Este es el pacto con la belleza!


Konstantin Balmont, 1902. 

Una pequeña elegía


Se paró en puntas de pie
y me regaló sus labios.
Cansado la besé
en el silencio húmedo del otoño.


Las lágrimas caían en silencio,
en el silencio húmedo del otoño.
El día aburrido se apagaba, aburrido
como todo fuera del sueño.


Ígor Severianin, 1909.