Brindemos por los que se van

Uno tras otro, y nunca paran. Así son los golpes de la vida, de una vida puta.


Los recuerdos cada vez van a menos, pero siempre quedarán los mejores, los que sabes que nunca se irán. Aquellos viejos recuerdos de cuando eras feliz, de cuando la vida de sonreía y creías que te ibas a comer el mundo, los mismos que ahora te hacen hundirte en la mierda un poco más. Esos recuerdos que sabes que harán que te sientas perdido.


Cada vez que la vida te jode intentas convencerte que nada puede ir peor, pero es mentira, siempre hay algo que puede ir peor, y cuando eso se hace realidad, porque se hace realidad, ya no sabes a qué aferrarte. Te aferras a los recuerdos, pero esos recuerdos están muy lejos, tan lejos que apenas son perceptibles. 


Hay que hacerse a la idea de que en la vida no estás para disfrutar. Qué es la vida si no un mero trance hasta la muerte... Y que sin ella la vida no tendría sentido, de hecho es el único sentido de la vida. 


Brindemos por los que se van, es lo único que podemos hacer.


Hasta siempre, viejo. 

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