Estaciones de servicio.

"A mi me gustan las estaciones de servicio. Me parecen una gran metáfora de la existencia humana; solas en mitad del vacío, de la nada, generalmente entre un toro de Osborne y un puticlub. Con su propio universo particular: cintas de cassette de Los Chichos, pintadas en las puertas de los baños que ofrecen mamadas y una cajera gorda y vieja que contesta con monosílabos. Estaciones de servicio a las que uno sólo presta atención cuando lleva cuatro horas conduciendo y tiene ganas de mear, o cuando va viajando con los hijos y uno de ellos ha vomitado y hay que limpiar el puto coche de los tropezones de esa comida en la que mamá había puesto todo su esfuerzo y cariño y que ahora luce estampada en los asientos traseros de tu moderno monovolumen, del que aún te quedan veinticinco plazos por pagar, y que a ti no te gusta pero la zorra de tu mujer eligió y tú no quieres llevarle la contraria porque qué coño vas a hacer con cuarenta años, divorciado y con dos hijos.


Todos somos un poco estaciones de servicio. Laura probablemente tenga sida."

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